La literatura en España, en la Edad Media,
no existía como la entendemos hoy. No estaba muy diferenciada la realidad de la
ficción. Por ejemplo, el Cantar del Mio Cid hoy se clasificaría como narrativa
histórica. La literatura de la época era didáctica, pretendía enseñar
determinados conocimientos y valores; y era ejemplar, intentaba imponer modelos
de comportamiento. Otro aspecto que la diferencia de la de otras épocas, es que
su transmisión era oral.
En aquel entonces el idioma de la cultura era
el latín, mientras que las lenguas romances (castellano, el italiano, rumano,
catalán, sardo, francés) eran las que se hablaban, eran las de la oralidad. Es
decir, los pocos que escribían conocían el latín (muchas veces escribían solo
en ese idioma), y para hablar se comunicaban en lengua romance. El pueblo, en
su mayoría, no sabía escribir ni leer, y hablaba en lengua romance. Entonces
los clérigos (los que estaban en monasterios y abadías) eran los que traducían
del latín al romance y viceversa. Ejercían una función de conservación de la
cultura.
Los Cantares de Gesta se componían y
transmitían oralmente, llegada determinada época, algunos clérigos los
transcribieron. El manuscrito, la copia escrita, no es el “texto” del Cantar.
Es solo una versión posible que se rescató.
Los clérigos funcionaban como institución,
eran los que poseían las capacidades intelectuales para transmitir cultura. Los
analfabetos no eran solo la gente del pueblo, los campesinos, sino también los
señores feudales y los nobles, la mayoría de la población.
En la transcripción de los Cantares se
utilizan recursos memorísticos como las repeticiones de frases, que son de la
oralidad. El idioma castellano empieza a aparecer en glosas (comentarios hechos
en los textos) en un principio, en diversos monasterios, luego se va
extendiendo su uso a la transcripción de textos completos o a las traducciones
de textos en latín. Heredamos de los romanos la estructura lingüística del
latín y su organización institucional (por ejemplo, la jurisprudencia).
España sufre un proceso de latinización, pero
también la invasión de los visigodos (germanos) y en el siglo VII y VIII la
invasión árabe. En el siglo XI hay un fenómeno de fanatismo religioso con Las
Cruzadas y se van expulsando a los árabes de España. El último bastión es
Granada, allí todavía se ven jardines y edificaciones de origen árabe. Esta
expulsión de los árabes es conocida como “La Reconquista”.
El Mio Cid es el héroe de la Reconquista. Es
un señor feudal que debe su poder al Rey.
En el Cantar se ve la convivencia con el mundo islámico: la protección
de los habitantes árabes que debían dejar su religión para seguir viviendo en
España. La intolerancia religiosa es la base de la cultura medieval. En aquella
época la religión católica se tomaba como la única verdad. Esto se ve en el
Cantar tanto en la hostilidad hacia la práctica religiosa de los árabes como en
el antisemitismo, en el engaño que le hace el Cid a los judíos.
Pese a la intolerancia religiosa, en España
se da la confluencia de esas tres culturas: la judía, la islámica y la
romana-cristiana. Esto en el marco de un Sistema Feudal económico-social, en el
que la base es la posesión y usufructo de la tierra, explotada por los
vasallos. Es un sistema rural, agrícola-ganadero, que se transformará después.